jueves, 25 de junio de 2009

EL ROL DE LA FAMILIA

No cabe la menor duda que es en la familia en donde se incuban todos los males de la sociedad, así como también, sin duda alguna, el lugar privilegiado por el que debe recomenzar la salvación de la sociedad misma.
. La familia como el espacio natural para crecer sanamente
Dios no ha querido que el hombre viva solo. Por eso nos creó “varón y hembra”. Y a partir de ellos creó la familia. Es en la familia que todos, hombres y mujeres, podemos lograr la realización como personas. Y este es un camino obligado.
La familia es el espacio natural para el crecimiento sano del hombre y de la mujer. Allí maduran las personas, allí se fortalece la identidad de las mismas, allí encuentran ellas el grupo de referencia y de pertenencia que les posibilita crecer sanamente.
La familia es el lugar donde los hombres y las mujeres asumimos los valores fundamentales que nos posibilitan afrontar la existencia en sus relaciones fundamentales con Dios, con los demás y consigo mismo. Este crecimiento equilibrado es el que nos posibilita madurar y abrirnos a vivir en sociedad.
2. La Familia, institución de especiales ataques en la sociedad actual
Es muy probable que no haya una institución que sufra más ataques en la sociedad actual que la familia.
De múltiples maneras, lo que se observa en la sociedad de hoy actúa en contra del sentido cristiano y del sentido humano de la familia, y es la familia quien reproduce y redimensiona permanentemente el mal que recibe, creando con ello la terrible realidad del reconocimiento que la institución convocada a “salvar” la sociedad es, igualmente, la institución atacada por la sociedad misma.
La sociedad de hoy, signada por la falta absoluta del sentido del futuro, del interés por el otro y acompañada del espíritu de la inmediatez, de la superficialidad, del egoísmo, de la liviandad, de la necrofilia y de ese reinante “cainismo vital” que nos hace suponer que nadie es responsable de nadie y ante nadie, es una sociedad del “sálvese quien pueda” que sumerge en un mundo de desesperanza y desasosiego a las nuevas generaciones, que cada día más, son presas de la desilusión y el desencanto y que fácilmente sucumben ante uno de los “males” que golpea no sólo a millones de personas, sino en todos los continentes.

Emmanuel Suarez

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