jueves, 18 de junio de 2009

El Ocio


Se llama ocio o tiempo libre al que se dedica a actividades que no son ni trabajo, ni tareas domésticas esenciales. Es un tiempo recreativo que se usa a discreción. Es diferente al tiempo dedicado a actividades obligatorias como son comer, dormir, hacer tareas, etc.


El ocio es tomado como una actividad realizada para descansar del trabajo. Debe tener, como toda actividad, un sentido y una identidad, ya que si no tiene sentido es aburrido. La distinción entre las actividades de ocio y las obligatorias no es estricta y depende de cada persona, así estudiar, cocinar o hacer música puede ser ocio para unos y trabajo para otros, pues estas últimas pueden hacerse por placer además de por su utilidad a largo plazo. Al ocio se lo puede emplear en actividades motivadoras y productivas.


Mucho se habla sobre el “ocio” en sentido negativo y peyorativamente; especialmente lo consideran patrimonio de los “flojos”, pero pocas veces alguien comenta la importancia del ocio como derecho humano fundamental, que potencializa la personalidad del individuo.


El ocio bien entendido, en el espacio y tiempo apropiados, facilita el encuentro necesario y permanente consigo mismo y aporta calidad de vida y bienestar.


El derecho al ocio constructivo, es algo de lo cual todos sin excepción deberían disponer, porque beneficia especialmente la relación interpersonal al renovar sentimientos de positividad, optimismo, buen humor, compartir y entusiasmo por la vida.


Dentro de los grandes beneficiados, de los efectos positivos físicos, psicológicos e intelectuales del ocio bien entendido y utilizado, se cuentan: el mismo individuo al disponer de tiempo para descansar, aquietarse, meditar y recrearse. En segundo término el entorno familiar y amistoso, por cuanto refresca y renueva la personalidad; siendo que también es decisivo en los ámbitos del trabajo y los estudios, ya que, al renovar sus energías, aumenta sus potencialidades productivas.
Estime que para sus hijos, su pareja, los estudiantes, los trabajadores y los discapacitados, en función de su mejor aporte a la sociedad, el ocio se convierte más en un derecho subjetivo y conveniente, que en una concesión graciosa o situación voluntaria negativa o pervertida, que revierta contra la sociedad.
de: Javier Edgardo Zanoni

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